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3/2007 – El Presidente de la República consigna las condecoraciones a los cónyuges de los enfoibados

El Presidente de la República consigna las condecoraciones
a los cónyuges de los enfoibados

Napolitano: «se consumó en el modo más evidente con la inhumana ferocidad
 de las foibe una de las barbaridades del siglo pasado».
«‘Proyecto de desarraigamiento’ de la presencia italiana de aquella que era
y dejó de ser la Venecia Giulia»

Roma, 10 de febrero. En el solemne marco del Palazzo del Quirinale, en ocasión del Día del Recuerdo instituido por el  Parlamento en el 2004 para «conservar y renovar la memoria de la tragedia de los italianos y de todas las víctimas de las foibe, del éxodo de sus tierras de istrianos, fiumanos y dálmatos en el periódo después de la guerra y de la más compleja vicisitud del confín oriental», el Presidente de la República Giorgio Napolitano ha consignado 30 condecoraciones a otros tantos cónyuges de enfoibados, en la presencia de las máximas autoridades institucionales, civiles y militares y de las representaciones de las asociaciones de los desterrados.
Presentes en la ceremonia el Presidente de la Cámara de los Diputados, on. Fausto Bertinotti, el Vicepresidente del Senado, sen. Gavino Angius, el Vicepresidente del Consejo de Ministros y Ministro de Bienes y Actividades Culturales, on. Francesco Rutelli, el juez Alfio Finocchiaro, en representación de la Corte constitucional, el Alcalde de Roma, on. Walter Veltroni, y el prof. Paolo Barbi, ya Presidente de la Asociación Nacional Venecia Giulia e Dalmazia, que ha desarrollado la prolusión histórica. Las asociaciones de los desterrados estaban representadas por los máximos dirigentes nacionales.

El Vicepresidente del Consejo Rutelli:
«una dolorosa página de silencio», «el drama de un entero pueblo»

El Vicepresidente del Consejo Rutelli, quien ha abierto la manifestación con su intervención, ha reconocido como «aunque sea tardíamente se recuerda aquello que ha sido el drama de un entero pueblo, que ha vivido tres estaciones, del  8 de septiembre '43 a la primavera del 1946» bajo la presión ejercitada por las fuerzas titinas para anexionar a Yugoslavia aquel territorio. A aquella tragedia, ha proseguido Rutelli, se ha unido «una dolorosa página de silencio», que ha inoculado en la opinión pública nacional «el veneno letal del no reconocimiento». Rutelli ha llamado por tanto, a las instituciones al deber de hacer conocer a los jóvenes no solo las páginas trágicas escritas al confin oriental, sino el patrimonio histórico cultural, que forma parte integrante de la italianidad histórica, custodiado hasta ahora en la otra orilla del Adriático. «Esto – ha subrayado – es una de las tareas indicadas por la ley institucional del Día del Recuerdo». Al final, Rutelli ha querido dirigir un sentido homenaje a los herederos de las víctimas de las Foibe por la sobriedad y la dignidad con la cual en todos estos años han llevado un fardo tan pesado.
El sen. Paolo Barbi ha tomado, por tanto, la palabra y trazado el cuadro histórico dentro del cual se insiere y se motiva el Día del Recuerdo.A la conclusión de su intervención ha iniciado la verdadera y propia ceremonia de consigna, de parte del Jefe del Estado, de los diplomas y de las medallas a los familiares de las víctimas. Para cada una ha sido leída la motivación, en un clima de profunda conmoción.
 Entre los 30 condecorados por Napolitano recordamos a Nicolò Luxardo y a Maria Luxardo, por los cónyuges suprimidos mediante anegamiento en Zara, Giuseppe Sincich por el padre, figura de esplendor y nota de la autonomía fiumana, y el hijo de Vincenzo Serrentino, último prefecto de Zara.
 

El discurso del Presidente de la República

«El año pasado el Presidente Ciampi quiso que se llevara a cabo aquí la primera ceremonia de entrega de la medalla del Día del Recuerdo a familiares de las víctimas – como dice la ley de abril del 2004 – "de las foibe, del éxodo y de la más compleja vicisitud del confín oriental".
Recojo el ejemplo de mi predecesor como confirmación del deber que las instituciones  de la República sienten como propio, a todos los niveles, de un reconocimiento ausente por demasiado tiempo. Escuchando las motivaciones que esta mañana han precedido la entrega de las medallas, todos hemos podido recorrer de nuevo la tragedia de millares y millares de familias, de las cuales sus seres queridos fueron aprisionados, asesinados, tirados en las foibe. Y suscitan particular impresión y emoción las palabras: "desde entonces no se tuvieron de él más noticias”, "verosímilmente" fusilado, o enfoibado. Fue el asunto de los desaparecidos en la nada y de los muertos que quedaron sin sepultar.
Una miriada de tragedias y de horrores; y una tragedia colectiva, la del éxodo de sus tierras de istrianos, fiumanos y dalmatos, aquella de un entero pueblo. A vosotros que sois hijos de esta dura historia, quiero decir todavía, en nombre de todo el País, una palabra de afectuosa cercanía y solidaridad.
Desde hace unos años hasta ahora se han intensificado las investigaciones y las reflexiones de los historiadores sobre las vicisitudes a las que está dedicado el Día del Recuerdo: y se debe ciertamente custodiar para difundir una memoria que ya ha corrido el riesgo de ser cancelada, para transmitirla a las generaciones más jóvenes, en el espíritu de la misma ley del 2004. Así, se ha escrito, en un esfuerzo de análisis más destacado, que ya en el desencadenarse de la primera onda de violencia ciega en aquellas tierras, en el otoño del 1943, se entrelazaron "justicialismo sumario y tumultuoso, paroxismo nacionalista, resacas sociales y un proyecto de desenraizamiento" de la presencia italiana de aquella que era y dejó de ser la Venecia Giulia. Hubo, por tanto, un movimiento de odio y de furia sanguinaria, y un proyecto anexionador eslavo, que prevaleció sobretodo en el Tratado de Paz del 1947, y que asumió el siniestro el perfil de una "limpieza étnica".
Lo que se puede decir ciertamente es que se consumó – en el modo más evidente con la inhumana ferocidad de las foibe – una de las barbaridades del siglo pasado. Porque en el Novecientos – lo he recordado propio aquí en otra histórica y pesada ocasión (el Día de la Shoah) – se entrelazaron en Europa cultura y barbaridad. Y no hace falta perder nunca la conciencia de esto al valorizar los rasgos más nobles de nuestra tradición histórica al consolidar los lineamentos de civilidad, de paz, de libertad, de tolerancia, de solidaridad de la nueva Europa que estamos construyendo desde hace cincuenta años. Es una Europa nacida al consolidar los lineamentos del rechazo de los nacionalismos agresivos y opresivos, de lo expresado en la guerra fascista a lo expresado en la ola de terror yugoslavo en Venecia Giulia, una Europa que excluye naturalmente  todo revanchismo.
El querido amigo profesor Paolo Barbi – figura ejemplar de representante de aquellas tierras, de aquellas populaciones y de sus sufrimientos – ha admirablemente recorrido su experiencia: especialmente cuando ha hablado del "sueño" y del proyecto europeo en el que él y otros trataron en modo iluminado el resarcimiento y el rescate además de la pesadilla del pasado y la amargura del silencio.
«no debemos callar, asumiéndonos la responsabilidad de haber negado,
o tendido a ignorar la verdad por ideologías prejudiciales y ceguera política,
y del haberla arrancado por cálculos diplomáticos y conveniencias internacionales»

Y es justo quien ha dicho: que se recuerde el imperdonable horror contra la humanidad constituido de las foibe, pero igualmente la odisea del éxodo, y del dolor y de la fatiga que costó a fiumanos, istrianos y dalmatos reconstruirse una vida en la Italia vuelta libre e independiente pero humillada y mutilada en su región oriental. Y debe recordarse – vuelvo a las palabras del Profesor Barbi – la "conjura del silencio", "la fase menos dramática pero más amarga y desmoralizante del olvido".
También de esa no debemos callar, asumiéndonos la responsabilidad del haber negado, o tendido a ignorar la verdad por ideologías prejudiciales y ceguera política, y del haberla arrancado por cálculos diplomáticos y conveniencias internacionales.
Hoy que en Italia hemos puesto fin a un silencio no justificable, y que estamos comprometidos en Europa a reconocer en Eslovenia un partner amigo y en Croacia un nuevo candidato al ingreso en la Unión, debemos repetir con fuerza que donde sea, en el seno del pueblo italiano como en las relaciones entre pueblos, comienza con la reconciliación, que queremos firmemente, es la verdad. Y lo del Día del Recuerdo es precisamente, queridos amigos, un solemne compromiso de restablecimiento de la verdad ».
Por la ANVGD estaban presentes el Presidente nacional, Lucio Toth, acompañado por Serena Ziliotto, hija de desterrados de Zara, nieta del Podestà de Zara del 1899 al 1922, internado en Austria del 1915 al 1918, y Patrizia C. Hansen, hija de desterrados de Fiume, directora de “Difesa Adriatica”.

Red.

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