Venecia Giulia: de la tierra al mar
Diálogos sobre la frontera entre pasado y presente
un convenio de estudio en Roma
Confines, historia, relatos: una mezcla de éxito sorprendente y generosa de sugerencias y de revelaciones. Ha surgido, una vez más, del convenio querido por el Comité de Roma de la ANVGD (Associazione Nazionale Venezia Giulia e Dalmazia) y de quien se ha ocupado la profesora Donatella Schürzel, acogido por la Libre Universidad “S. Pio V”. El programa preveía las intervenciones del profesor Giuseppe Parlato, Rector Magnífico, Silva Bon, estudiosa del hebraísmo giuliano y fiumano, Gianni Stelli, director editorial de la revista “Fiume”, Patrizia C. Hansen, Massimo Greco, asesor de Cultura del Ayuntamiento de Trieste, Rosanna Turcinovich Giuricin por el CDM de Trieste. En apéndice a las relaciones, la mesa redonda en la cual han participado Amleto Ballarini (presidente de la Sociedad de Estudios Fiumanos), Giuseppe Parlato y el honorable Lucio Toth, presidente nacional de la ANVGD.
Las razones del convenio han sido ilustradas en su presentación por la profesora Schürzel, que ha querido remarcar la densidad de temas y de significados propia de la producción narrativa de los autores giulianos y dalmatos en el trascurso del Novecientos, y la particular llave de lectura que los textos pueden ofrecer a las vicisitudes históricas y a la condición de exilio. Ha llevado, por tanto, saludos, el presidente del Comité de Roma ANVGD, Oliviero Zoia, que en su intervención ha tocado el tema delicado pero esencial de la relación con las comunidades italianas «que han quedado», una «cuestión todavía abierta» la ha definido, sobre la cual la ANVGD, junto con la Sociedad de Estudios Fiumanos activa en Roma trabajan desde hace tiempo en la dirección de un «fuerte diálogo» con cuantos conservan la cultura italiana en los territorios de origen.
Al prof. Parlato, Rector de la Universidad acogida, ha ido la tarea de dar la prolusión histórica. En el recordar que justo en aquel Ateneo, en el 2003, se tuvo la conmemoración del 10 de Febrero cuando todavía no había sido instituido el Día del Recuerdo, él ha puesto algunas consideraciones fundamentales a la atención del público. La «cuestión oriental» – como se define comúnmente el asunto de Venecia Giulia y de Dalmazia – no tiene origen con la Segunda guerra mundial, sino que es mucho más remoto, y puede reconducirse a aquel «polo eslavo» que fue favorecido por Austria en función antiitaliana, aunque con escasos efectos concretos. La desnacionalización perseguida después por el régimen fascista, ha proseguido, no había conseguido éxitos relevantes, hasta que la ocupación de Eslovenia y Croacia no determinó un punto de ruptura, sin vuelta atrás, sobre el que se injertaría la lógica del internacionalismo comunista, con sus pruebas de «universo concentracionista» típico de aquellos regímenes. Después de sesenta años, ha subrayado el prof. Parlato, el problema se ha convertido en «cultural y de identidad»: las minorías numéricas – la referencia es evidentemente a la comunidad italiana en Eslovenia y Croacia – no son minorías culturales. Por esto es indispensable, ha sostenido con fuerza, que cuantos participan de aquella cultura no “minoritaria”, aquí y más allá de las fronteras, escapen del riesgo del aislamiento, o peor aún, de la autocompasión, cerrándose en una especie de reserva india sin proyección hacia el futuro. Ciertamente, ha concluido, Europa será un banco de prueba indispensable en el que encontrar nuevos espacios para la memoria, una vez que se hayan puesto en orden las cuentas con ella, por parte de los protagonistas que la custodian en si mismos, y con la historia.
Silva Bon, estudiosa de la cultura hebrea giuliana, autora entre otros de un volumen sobre el hebraísmo fiumano editado por la Sociedad de Estudios Fiumanos – Le comunità ebraiche della Provincia italiana del Carnaro, Fiume e Abbazia (1924 – 1945), 2004 – se ha detenido sobre la presencia hebrea en Trieste, de la cual ha diseñado un amplio y articulado perfil a partir de la patente de tolerancia de Maria Teresa de Austria en el 1771. Al periodo 1848-’49 la estudiosa hace remontar el acercamiento del hebraísmo triestino a la cultura italiana, percibida como vehículo de emancipación, aunque una parte todavía importante de la comunidad continuase teniendo como referencia política-económica la estructura austriaca. Interesantes las consideraciones de Silva Bon sobre la relación entre el ejercicio del comercio y, gracias a las condiciones de bienestar creadas, las artes liberales, con la cultura de la música y de la literatura. Un capítulo digno de atención es aquél, evocado por la investigadora, de la adhesión de no pocos ciudadanos de religión israelita al fascismo, también en área giuliana, en particular en los años Treinta. El conflicto y la deportación tuvieron el efecto de diezmar la antigua presencia hebrea en Trieste (así como en Venecia Giulia): de los 1.000 sobrevivientes a los campos de los 6.000 residentes entonces en la ciudad giuliana, hoy se cuentan 400.
Al prof. Stelli se ha dado la tarea de proveer un cuadro general de la historia de Fiume y de su identidad cultural. Ya su colocación (y delimitación) geográfica, advierte, pone al historiador algunos problemas, en cuanto la de Fiume es diversa de la de Istria y Dalmazia. Al contrario, el plano histórico es de más cómodo acercamiento: Fiume no estuvo nunca sujeta a Venecia, con la cual Hungría se confrontó sin suceso en la lucha por el control de Dalmazia. Hungría misma, ha recordado Stelli, se vuelve protagonista de la historia fiumana a partir del Setecientos, mientras la ciudad inicia a adquirir en el tiempo su identidad cultural específica, de impronta italiana si bien de frontera. Los procesos de inurbanidad favorecen el proceso de aculturación y por muchos lados de asimilación en la cultura italiana de la etnia de origen croata; tanto es así que la lengua italiana puede indicarse como la «lengua hablada» en Fiume.
El capítulo de los nacionalismos, ha proseguido el relator, tiene su inicio del siglo XIX, y el espíritu nacional croata se manifiesta en su forma típica, que identifica la pertenencia con la sangre. Viceversa, la concepción nacional italiana se confía sobre el principio de superioridad cultural, en un recorrido histórico rico de dinámicas que por desgracia, ha comentado el prof. Stelli, el Novecientos con los totalitarismos habría negado.
A la literatura de confín y del éxodo ha sido dedicada la intervención de Patrizia C. Hansen, un patrimonio, el narrativo, eclipsado por la manta de silencio que en el siglo después de la guerra ha cubierto vicisitudes históricas y dramas individuales. De reflejo, aquel silencio se ha reverberado, por decenios, también sobre la civilidad literaria giuliana y dalmata, poco o nada conocida por largo tiempo con excepción de pocos nombres. Stuparich, Vegliani y Tomizza son los tres autores sobre los que la relatora se ha detenido.
De cierto carácter político ha sido la intervención de Massimo Greco, asesor de Cultura del Comune de Trieste, al que se debe una puntual reflexión sobre el sentido de la divulgación de la civilidad y de la historia giuliana y dalmata en los nuevos escenarios nacionales y europeos. Fuerte, de su parte, la invitación a actualizar el recuerdo y a abrirlo, por decir de alguna manera, a las nuevas generaciones. Palabras de aprecio ha dirigido Greco a los organizadores del convenio por los contenidos y por el espíritu de propuesta que lo caracteriza, no de replegamiento sino de lanzamiento y de confronto.
En esta dirección se ha movido Rosanna Turcinovich Giuricin, responsable de la Comunicación por el CDM (Centro di Documentazione Multimediale di Trieste), que ha ilustrado con abundancia de información y con amplio respiro las diversas actividades del ente y las motivaciones a las que debe su rol mediático. Su intervención ha dado concretización a la idea fundadora de reunir y reforzar la cultura adriática italiana que se debe proponer como referencia civil y amalgama en un contesto histórico-geográfico en el que la identidad cultural italiana encarna y actualiza las antiguas tradiciones de convivencia.
A la mesa redonda prevista al termino de las intervenciones y moderada por Donatella Schürzel han tomado parte Amleto Ballarini, Lucio Toth y Giuseppe Parlato.
Ballarini ha individuado en el momento de la caída de los muros y del orden internacional que se había definido después de la Segunda guerra mundial, la discriminante que separa el periodo de la conservación de la memoria de la actividad de divulgación, a la que se ha dedicado la Sociedad de Estudios Fiumanos con sus iniciativas de investigación y editoriales. Importante, ha añadido, es reconstruir y llevar la historia también a la nueva mayoría, croata, para que sea conocedora y madure una diversa sensibilidad hacia el pasado.
De Lucio Toth reportamos a parte la intervención. Lo ha seguido el prof. Parlato, al que se deben consideraciones sin duda de lucidez sobre la dirección a seguir. La fractura que se ha creado con el éxodo permanece ciertamente en el ánimo y en el espíritu, pero es indispensable comprometerse en el sentido de una comprensión autentica del problema. Sobretodo, ha dicho valiéndose de su sensibilidad de historiador, es necesario afrontar en su totalidad la cuestión, precisamente histórica, liberándola de hipotecas ideológicas, y establecer en la realidad lo que ha acontecido, quienes han sido las víctimas, de quien es la responsabilidad. De la que ha definido «auto-historia» (la memoria personal, el testimonio, la compasión) se debe alcanzar a una elaboración verdadera de la historia; que no se prestará, ha advertido Parlato, a ser de provecho políticamente sino que será premisa esencial para lanzar la memoria en el espacio futuro, en una nueva estación de estudios y de compromiso asociativo.
p.c.h.