El arzobispo de Zagabria:
«el antifascismo en Croacia no es otro que una disimulación de los crímenes cometidos por los partidarios titines y por los comunistas yugoslavos»
En el curso de una homilía, pronunciada el 25 de agosto delante a casi trescientos sacerdotes y una veintena de obispos reunidos en la ciudad istriana de Lanischie para conmemorar el 60º aniversario de la muerte de un cura local, Miroslav Bulesic, asesinado por los comunistas en el 1947, el cardenal croata Josip Bozanic, arzobispo de Zagabria, ha afirmado que «a menudo el antifascismo en Croacia no es otra cosa que una disimulación de los crímenes cometidos por los partidarios titines y por los comunistas yugoslavos». Y ha proseguido: «Debemos hacer saber a los jóvenes que lo que a menudo demasiado fácilmente viene indicado como antifascismo aquí en Istria, pero también en otras partes de Croacia, no es otro que una disimulación de los crímenes llevados a cabo por los partidarios titines». El más alto exponente de la jerarquía católica croata ha usado tonos y términos fuertes contra los crimines del régimen del mariscal Tito, que según estimas de la Iglesia, en Croacia habría asesinado casi 300 curas durante la Segunda guerra mundial y en el periodo después de la guerra.
La prensa croata ha grabado en seguida con grande evidencia estas palabras. El cardenal ha recordado que por los crímenes de los partidarios nadie ha respondido nunca en un aula judiciaria. «Los crímenes cometidos por los fascistas italianos y por los nacistas alemanes no podían y no pueden – ha afirmado además – ser una cobertura para los comunistas».
Le ha hecho eco el obispo de Gospic y Senj, Mile Bogovic, notorio por sus fuertes posiciones de derecha, que ha querido recordar a «los 302 sacerdotes asesinados durante y después de la guerra, un cuarto del clero croata de la época, en mayoría por mano de los partidarios titines y solo en un pequeño porcentaje por la de los italianos y los alemanes».
Una página de historia ensangrentada y compleja, la evocada por los desterrados croatas. Diversos historiadores condividen la tesis sostenida por los exponentes católicos de más allá del confín sobre los crímenes de los partidarios titines contra el clero, insiriéndolo en el cuadro de los sistemas de lucha de los comunistas yugoslavos contra los enemigos ideológicos y de clase. Muchos de los clérigos eliminados se habían declarado abiertamente con el régimen filo-nazista de los ustascia croatas, y son ajusticiados como colaboracionistas.
Otra página es la de los sacerdotes italianos matados con crueldad por los mismos partidarios del mariscal, los cuales tenían, por decir de alguna manera, dos culpas, la de ser ministros de la Iglesia e italianos. Sobre ellos – que ejercitaban simplemente el sacerdocio sin alguna intromisión con uno ni otro régimen – la ferocidad yugoslava fue atroz, suprimidos como lo fueron en las maneras más inhumanas: todavía esperan un reconocimiento de su auténtico martirio.
D.A.